Chamuyo

Un auténtico asado argentino tiene reglas inquebrantables. De entrada, se comparte entre amigos; es un ritual de convivencia y unión. Requiere de una brasa perfecta, con el nivel de calor exacto para recibir al otro invitado de honor: la carne. Esta tradición se mantiene viva en Chamuyo, donde con algo de atención, es posible percibir un sutil aroma de la pampa, tierra de gauchos, aquí en el mismísimo Distrito 23400.

Cada mañana, Marcelo Romby entra a Chamuyo, y como manda la tradición parrillera austral, se entrega a encender el fuego. Más que una flama, es un vínculo con su tierra natal, Argentina. De las reuniones entre amigos compartiendo un buen asado, una copa de vino, un lazo de amistad. De joven aprendió sobre espacios en la escuela de arquitectura, pero la vida le tenía preparado otro reto en su vida. Mudó su hogar a México empujado por la necesidad, y encontró en la cocina la oportunidad de progresar. Gracias a un asado entre amigos nació la idea de iniciar un negocio de comida en Baja California Sur; gracias al asado argentino, Marcelo hizo de San José del Cabo su hogar.

Del asador, lugar donde la magia sucede, nacen las parrilladas que colman los corazones de los comensales. A fuego lento, las costillas toman forma y sabor, mostrando que lo mejor en la vida sucede con tiempo. Bife de chorizo, ojo de bife y la tapa de asado también emergen del fuego, cual fénix, con toda su perfección, tendidos en el plato en espera del bocado sagrado.